Mi primer maratón

Mi querido equipo: Kaesers

Hace mucho tiempo que no escribía en mi blog personal, y esta es la primera vez que escribo algo en esta web que no es referente a fotografía, ni a bodas. Esta vez no corrí con mi cámara, ni tomé fotos en ningún momento, las pocas fotos en las que aparezco las tomaron amigos o personas dedicadas a tomar fotos en el maratón. De hecho, ninguna de las fotos que les compartiré en esta entrada fueron tomadas por mí. Hoy quiero compartirles mi experiencia en mi primer maratón como corredor, que más que un logro, fueron 4horas con 35 minutos llenas de aprendizaje y emociones. Por cierto, gracias a mi amigo Juan Olivas que al escribir su experiencia en el maratón, me motivó a escribir la mía.

Domingo 3 de marzo 2019, 3:30A.M.

Ya era hora de levantarse. Era la primera vez que me despertaba tan temprano para correr. La emoción estaba al máximo, estaba ansioso, quería que ya fuera la hora del maratón. Pero primero, teníamos que alistarnos y llegar a un punto donde nos recogería un camión a las 5:15am, para llevarnos a donde sería la salida de la carrera. Tenía un objetivo claro, por el cual estuve entrenando por meses. Hacer menos de 4 horas en mi primer maratón, con un ritmo de 5:30minutos por kilómetro.

Foto por Juan Olivas

 

6:30A.M.

Estábamos a pocos minutos de empezar oficialmente la carrera. El cielo aún estaba oscuro. Después de un calentamiento previo, nos acercamos a la salida, escuchamos y cantamos el himno nacional mexicano. Todo estaba listo. A las 6:46 se escuchó el disparo con el que podíamos arrancar. Nos empezamos a dirigir a la salida entre el mar de gente.
Durante el primer kilómetro, era difícil agarrar el ritmo, ya que entre tantas personas, avanzar a un ritmo constante se volvía complicado. Después del segundo kilómetro, intenté recuperar parte del tiempo perdido y me fui un poco más rápido de lo que tenía planeado inicialmente. PRIMER ERROR.

Los primeros 20km continué con esa tendencia, en vez de recuperar el ritmo por el que entrené, iba cada vez más rápido, me sentía fuerte, con energía de sobra, y entusiasmado de que iba a lograr mi propósito, probablemente con un mejor tiempo del que había imaginado.

Antes del km 20, mantenía un ritmo más rápido del que me había preparado

A partir del km 21(medio maratón) me di cuenta que si mantenía ese ritmo iba a tener problemas más adelante. Por lo que decidí bajar mi ritmo, por lo menos a los 5:30min/km con los que tenía planeado correr la carrera. Pero no fue suficiente. En el kilómetro 25, empecé a sentir una molestia en la rodilla derecha, cosa que nunca me pasó en ningún entrenamiento. Eso me hizo sentir un poco de preocupación y bajé un poco más mi ritmo, a 5:40min/km aproximadamente. Aún así había sacado tanta ventaja de tiempo los primeros 20km, que irme a 5:40 el resto de la carrera no me haría tener ningún problema con respecto a mi meta de hacer menos de 4:00 horas.

Algo que está increíble en el maratón Lala es la hidratación, hay mucha más hidratación que en cualquier carrera a la que haya ido antes. Eso me hizo cometer mi SEGUNDO ERROR. Yo quería mantenerme hidratado, así que en cada punto donde daban agua o Gatorade, yo tomaba algunas veces de a dos. Ya ni siquiera tenía sed, pero seguía tomando bolsitas de agua.

KM 32

En el km 32, ese kilómetro famoso por ser la pared de tantos corredores de maratón, se hizo presente. Empecé a sentir un dolor acumulado en mis hombros, en mi espalda y en mi cuello. El dolor de la rodilla en ese momento se hizo aún peor, y tuve un dolor sorpresa en el estómago. Había tomado demasiada hidratación y me sentía lleno. Justo en ese momento empecé a sentir también el conocido «dolor del caballo», que combinado con los demás malestares, me hicieron dejar de correr y empezar a caminar. Fue un momento lleno de frustración. A partir de ahí me empezaban a rebasar por la izquierda y la derecha. Algo que nunca me pasó en ningún entrenamiento me estaba pasando en la carrera. En ese instante sólo quería que me alcanzara algún amigo del equipo, que me diera ánimos e intentar irme con el o ella. En el siguiente kilómetro, me alcanzó Ana Iveth, cuando la vi me dio mucho gusto, porque pensé que podría irme a su ritmo y continuar. Cuando me alcanzó no pude seguirle el paso ni 200 metros, el dolor en mi cuerpo era cada vez peor. Cada kilómetro se volvió más largo porque iba mucho más lento, y cada vez sentía más lejos la meta. No podía creer lo que me estaba pasando, y ese mismo pensamiento se vio reflejado en la tensión que ya tenía acumulada. En el km 34 me alcanzó Victor, donde me dice, «no te rindas, yo me voy contigo». En ese momento sentía que recobraba las fuerzas. Pude irme con el un kilómetro, y en el 35 me tuve que detener en un punto donde daban masajes, por lo que Victor siguió su camino.

Después del masaje en la rodilla pensé que podría continuar, pero el dolor de hombros se pasaba a mi espalda y cada intento de aceleración que hacía, me dolía más. A lo largo de todo el recorrido, hay muchas personas gritándote porras, apoyándote, alentándote a terminar y seguir. Yo en ese momento ya no escuchaba a nadie. Estaba dentro de mi cabeza, lleno de frustración, viendo como mi objetivo de hacer menos de 4:00horas desaparecía. Analizando kilómetro por kilómetro todos los errores que había cometido. Me sentía un fracaso. Nunca estuvo en mi mente no terminar la carrera, sin embargo no cumplir el tiempo que me propuse realmente me hizo sentir mal. Sentía un coraje terrible porque había sido yo mismo el que (inconscientemente) había arruinado la posibilidad de cumplir mi meta. Sentí que no había entrenado lo suficiente, y empecé a planear mi siguiente maratón. Ahí, en ese momento me prometí que entrenaría más duro, que sería mejor. Que conocería mis límites en los entrenamientos, y que no debía ser temerario e intentar superarlos en una carrera así. Me di cuenta que debía aprender a hidratarme, y no a agarrar toda el agua que pudiera y tomármela. Pero eso sería en un futuro maratón. En ese momento seguía avanzando, aproximadamente en el km 38, y no tenía de otra más que seguir avanzando. Ya quería llegar a la meta.

Esos últimos 4.2km los sentí eternos, cada paso que daba sentía que no avanzaba nada. A esas alturas no era el único que estaba en una situación así. A mi alrededor, muchos compañeros corredores también caminaban, exhaustos, y los que me rebasaban lo hacían con su último aliento. Intenté seguirles el paso más de una vez, pero en menos de 100 metros mi cuerpo me reclamaba que no podía, y la frustración que les comentaba anteriormente crecía. A pesar de eso siempre seguí avanzando.

Llegando al km42, se veía la meta, tan cerca y a la vez tan lejos. Ahí corrí con todas las fuerzas que me quedaban, ignorando el dolor de mi cuerpo. Al cruzar la meta creo que mi cara lo dice todo:

Había llegado por fin. No como quería. Treinta y cinco minutos después de mi meta personal. Pero ahí estaba. Ya me esperaban Cesar, Ana, Victor y Ramón. Me dio un gusto enorme verlos, habíamos logrado nuestro primer maratón! Bueno, Cesar, nuestro entrenador, ya tiene muchísimos maratones recorridos.

Tal vez parece que fue una tortura la carrera y que fue muy frustrante, pero estoy agradecido de que así haya sido. Porque aprendí muchísimo, y estoy completamente seguro que en mi próximo maratón podré lograr mis propósitos, que tendré una mejora superior a la que tendría si en esta ocasión mi tiempo hubiera logrado menos de las 4:00 horas. Estoy seguro que no repetiré los mismos errores. El aprendizaje realmente fue más allá de saber correr, fue un aprendizaje emocional impresionante. Estoy muy feliz de estar rodeado de personas tan maravillosas, como todo el equipo, incluida Lety, mi esposa.

Gracias de corazón por llegar hasta aquí. Pronto les contaré más sobre mi vida, sobre mi boda, de la que hay tanto que contar, y sobre mis aventuras siendo el fotógrafo de bodas aventurero que ya conocen.

Les mando un abrazo fuerte a todos 🙂
Con cariño,
Sergio